Antonio González, Subdirector General de Archivos de la Comunidad de Madrid.
La presencia de los archivos se ha visto constantemente incrementada con la aparición de nuevos derechos humanos a lo largo de la historia. La Declaración de los Derechos Humanos de 1948 es el documento que marca el hito en esta materia. Ya con la Revolución Liberal francesa se introdujeron nuevos instrumentos de recopilación como el Código Civil o el Registro de la Propiedad.
Antonio González señala el paralelismo que hay entre el desarrollo de los Derechos Humanos y los archivos, logrando ser la primera herramienta que da protagonismo a las transiciones políticas, con el fin de la depuración, reparación y el conocimiento de la verdad. “Los archivos se convierten en protagonistas y en herramientas fundamentales en las políticas de justicia transicional”, apunta González.
Directamente relacionados surgen el Derecho a Saber y el Derecho a la Verdad. Un ejemplo es el Informe de la UNESCO-ICA sobre la gestión de archivos desaparecidos por la represión. En el texto se dan recomendaciones a los poderes públicos a la hora de conservar documentos y testimonios que se vieron en un contexto de violación de Derechos Humanos.
“La mejor política de memoria necesita de la mejor política archivística”, señala el experto, por tanto, los avances en la gestión archivística en la actualidad son constantes, desde la creación de organizaciones que trabajan y velan por esta tarea como la AsF (Asociación de Archiveros sin Fronteras) o el Grupo de trabajo sobre los Derechos Humanos del HRWG-ICA, hasta los informes de profesionales como Louis Joinet, en su lucha contra la impunidad, la verdad, el recuerdo y el Derecho de las víctimas a saber o el trabajo del experto en Derechos Humanos, Pablo de Greiff.