01 febrero 2018

La prensa histórica de Gandia en un clic

El Archivo Municipal de Gandia nos ha hecho un magnífico regalo: ha puesto al alcance de la ciudadanía las publicaciones periódicas de la ciudad dentro de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura.

Los archivos son los custodios de la memoria de los pueblos, la conservan y la ponen al servicio de las personas. En el de Gandia encontramos series documentales que van desde los pergaminos medievales hasta la actualidad, en el que también se han incorporado los elementos audiovisuales. Y, además, atesora una riquísima hemeroteca, resultado de un trabajo riguroso y constante que ha llevado a sus responsables a organizar campañas de recuperación para la ampliación del fondo, a encuadernar sus ejemplares para que tengan una unidad y una buena conservación, y a microfilmar las colecciones para favorecer la consulta y evitar su deterioro. Y ahora, como resultado de su continua evolución, ha emprendido la loable iniciativa de la digitalización, que ofrece la disponibilidad permanente de las publicaciones a cualquier hora y en cualquier lugar de la Safor y del planeta.

El presente artículo se propone, por una parte, agradecer a los responsables del Archivo su labor, ejemplo de la dignidad y la utilidad de las instituciones culturales públicas, democratizadoras del saber, y, por otra, animar al lector a entrar en la web http://prensahistorica.mcu.es/ca/consulta/busqueda.cmd  o bien en la del IMAB y pulsar el enlace.

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¿Qué encontrará el usuario? Más de treinta cabeceras gandianas, un número todavía ampliable en el futuro, desde el prospecto anunciador de El Litoral, de diciembre de 1880, al anuario Feria y Fiestas de 1948. Un conjunto de prensa que abraza todos los ámbitos y todas las ideologías. Liberales como El Litoral, Diario de Gandía o El Gandiense; conservadores como La Revista de Gandía o El Distrito de Gandía; republicanos como La Razón, El Grito del Pueblo, Germinal, El Momento y En Marcha; blasquistas anticlericales como Heraldo de Gandía y Don Quijote; monárquicos como El Serpis; socialistas como El Popular; carlistas como Mondúber; católicos como Revista de Gandía, Venga a nós el tu Reino, La Juventud, La Hojita, Justicia y Caridad o Fontilles; de intereses agrícolas como La Huerta de Gandía y Fruto Dorado; sindicalistas agrarios como El Huertano Gandiense; literarios como Bayrén; humorísticos como El Rayo X; deportivos como Mondúber; o publicitarios como Los Reyes e Imprenta de Catalá.

Hay colecciones de centenares de números y hay algún título del cual solamente se conservan fragmentos de un único ejemplar. Es el caso de la primera época de La Huerta de Gandía, de junio de 1893. Pero tan sólo en sus cuatro páginas mutiladas encontraremos la exposición de un proyecto para llevar agua potable a Gandia desde el manantial de la Puigmola; la subasta para poner cubiertas de tela en el mercado; las verduras que entraban en el Prado y los precios a las que se vendían; los barcos que salían del Grau hacia Londres o Liverpool cargados de tomates saforencas; la llegada de los catedráticos que tenían que examinar a los alumnos de la Escuela Pía; los horarios del flamante tren de Alcoi al Puerto y viceversa, en cada estación y en las modalidades de ómnibus, mercancías y correo; o el anuncio del fotógrafo Laporta, que despachaba aunque el día estuviera lluvioso. Y quien consulte el número suelto del boletín Imprenta de Catalá se sentirá privilegiado de conocer una receta, casi secreta, de una comida exquisita que el impresor y poeta popular Lluís Català aprendió de unos pescadores de la Marina: “Arroz con tripa de mero”.

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Como hemos podido comprobar, se trata de un contenido variado e interesante que, en este caso, corresponde solamente con una parte minúscula del total si tenemos en cuenta que, por ejemplo, únicamente de El Litoral, el primer semanario de la Safor y el más emblemático, se pueden visualizar 232 números. Por otro lado, se puede hacer una búsqueda avanzada de tal manera que, incluyendo un nombre propio o cualquier sintagma, inmediatamente aparecen todas las ocurrencias, bien en el periódico seleccionado o, si lo preferimos, en la globalidad del conjunto hemerográfico gandiano; y, además, los resultados se pueden imprimir.

Para el investigador se trata de una herramienta poderosa que le permite un aprovechamiento exhaustivo de una fuente histórica excepcional, pero el destinatario es amplísimo. Cualquier lector no especializado podrá descubrir las efemérides, los aspectos de la vida cotidiana, las tensiones políticas de cada periodo, las funciones teatrales de la cartelera, las admoniciones de elocuentes predicadores, los vaivenes de la gestión municipal o los versos de los poetas, en definitiva, los latidos de una sociedad que se ve reflejada como en un espejo. A partir de ahora, para recrearse con cada una de las páginas de la prensa histórica de Gandia, ya no hay que ser una auténtica rata de biblioteca, sólo hacer un clic en el ratón del ordenador.

Gabriel Garcia Frasquet, investigador y filólogo

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